WATUNNA.Es
 una enseñanza secreta, legada a la Tierra por los primeros Sabios, 
contenida en la tradición mítica Yekwana, que fue recogida por el 
investigador Marc de Civrieux. La revalorización actual que debemos 
hacer de estos mundos culturales de la franja del Orinoco incluye: la 
recuperación de los atributos de sus Dioses, la presencia enigmática de 
sus rituales y la incorporación de sus estados simbólicos sobre las 
múltiples relaciones que entretejen nuestra imaginación a la realidad 
presente.
Los valores simbólicos, míticos y mágicos provenientes de los relatos de las comunidades indígenas venezolanas de los Estados Amazonas y Bolivar condensan fuerzas ocultas y primigenias, como oposición al fracaso de nuestra civilización depredadora que arrasa la Orinoquia, el Amazonas y a sus culturas indígenas. Estos relatos cargan las fuerzas cognoscitivas de esos hombres desde su entorno, en contacto con la Gran Madre Naturaleza, irrefrenable. En estos mitos aflora un mundo subyacente que fluye descarnado, temible, hermético. Lo humano en busca de lo humano.
La pieza Watunna, compuesta por Adrián Suárez para Orquesta Sinfónica de Cámara y Curandero, dedicada al gran artista plástico venezolano Miguel von Dangel (...somos Muerte y Resurrección...), es un documento contemporáneo que ambiciona hablar sobre lo que poseemos. Su discurso es la expresión de la trascendencia de un mundo cultural ancestral en su significación primordial, mostrado en un contexto absolutamente novedoso. El sonido que yo elaboro en torno a estas enseñanzas se convierte en una sustancia de lucidez, de conocimiento, de imaginación simbólica, que sirve de mediación con la divinidad. La traducción de este imaginario a la escritura musical develó la necesidad de incluir nuevos instrumentos al arsenal de la orquesta sinfónica, y adoptar especiales técnicas de ejecución instrumental, claramente expresadas en una grafía poco convencional y novedosa.
Los valores simbólicos, míticos y mágicos provenientes de los relatos de las comunidades indígenas venezolanas de los Estados Amazonas y Bolivar condensan fuerzas ocultas y primigenias, como oposición al fracaso de nuestra civilización depredadora que arrasa la Orinoquia, el Amazonas y a sus culturas indígenas. Estos relatos cargan las fuerzas cognoscitivas de esos hombres desde su entorno, en contacto con la Gran Madre Naturaleza, irrefrenable. En estos mitos aflora un mundo subyacente que fluye descarnado, temible, hermético. Lo humano en busca de lo humano.
La pieza Watunna, compuesta por Adrián Suárez para Orquesta Sinfónica de Cámara y Curandero, dedicada al gran artista plástico venezolano Miguel von Dangel (...somos Muerte y Resurrección...), es un documento contemporáneo que ambiciona hablar sobre lo que poseemos. Su discurso es la expresión de la trascendencia de un mundo cultural ancestral en su significación primordial, mostrado en un contexto absolutamente novedoso. El sonido que yo elaboro en torno a estas enseñanzas se convierte en una sustancia de lucidez, de conocimiento, de imaginación simbólica, que sirve de mediación con la divinidad. La traducción de este imaginario a la escritura musical develó la necesidad de incluir nuevos instrumentos al arsenal de la orquesta sinfónica, y adoptar especiales técnicas de ejecución instrumental, claramente expresadas en una grafía poco convencional y novedosa.
Los
 espíritus ancestrales han enseñado que la mente que aspira a la 
inteligencia debe convertirse en una fuerza libre y espontánea, por eso 
dichas enseñanzas no pueden ser comunicadas en lengua vulgar. Los cantos
 sagrados recitados, que se imbrican con la orquesta, pretenden agudizar
 al máximo nuestra atención en los mensajes de lengua celeste, legados 
por la Gente Antigua... lenguaje enigmático que de nuevo nos regrese a 
la luz divina.

 


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