La actitud del Indìgena hacia la muerte, prueba y trasfondo de la vida, es
enteramente compatible con su carácter y filosofía. La
muerte no guarda terror para él; la encara con sencillez y
perfecta calma, buscando sólo un fin honorable como su
último regalo para su familia y sus descendientes. Por ende
corteja la muerte en la batalla. Por otro lado, consideraría una
desgracia ser muerto en una disputa privada. Si uno está
muriendo en casa, es costumbre llevar su cama al exterior conforme se
acerca el fin, para que su espíritu pueda marcharse bajo cielo
abierto.
Muchos Indìgenas creían que uno podía nacer más de una vez, y había algunos que afirmaban tener pleno conocimiento de una encarnación pasada. También había quienes sostenían pláticas con algún "espíritu gemelo" nacido en otra tribu o raza.
Muchos Indìgenas creían que uno podía nacer más de una vez, y había algunos que afirmaban tener pleno conocimiento de una encarnación pasada. También había quienes sostenían pláticas con algún "espíritu gemelo" nacido en otra tribu o raza.
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