En el estado de Yaracuy, situado en la zona centro-norte de Venezuela, durante la época previa a la conquista española, el grupo de indígenas que habitaba el área veneraba a Yara, la diosa de la naturaleza y del amor. Según la leyenda, Yara era una princesa indígena, hija del legendario cacique Yaracuy. Yara, es descrita como una mujer hermosa de grandes ojos verdes, hipnotizantes, y largas pestañas, con el cabello negro hasta la cintura y una sonrisa encantadora. Siempre parecía estar rodeada de flores, particularmente de orquídeas, sus preferidas, por lo que en su presencia emanaba el dulce aroma de las mismas.
Su belleza y encanto era tal, que una enorme culebra dueña de las lagunas y ríos, se enamoró de ella y decidió raptarla. Cuando los espíritus que habitaban las montañas cercanas se enteraron de lo sucedido, enfurecieron y decidieron castigar al animal, haciéndola hinchar hasta el punto de morir reventada. La princesa Yara tomó su lugar como diosa y dueña de toda fuente de agua, de ríos, cascadas y lagunas, convirtiéndose así en naturaleza encarnada en mujer.
Sin embargo, hay historiadores que insisten en que Yara, en realidad existió poco después de los inicios de la colonización española en Venezuela, como fruto de la unión de una princesa indígena y un colonizador español. De esta forma, se le otorga el título de Madre de la raza mestiza.
Lo que sí es cierto es que la llegada de los españoles influyó en la creencia en la diosa Yaracuyana, imponiendo algunas de sus propias modificaciones, basadas en la fe católica, al bautizarla con el nombre de Nuestra Señora María de la Onza del Prado de Talavera del Nivar. Con el tiempo, se conoció como María de la Onza, y más tarde, simplemente como María Lionza.
La diosa y su culto sobrevivieron la conquista española, ganando continuamente la devoción y admiración de más y más fieles.
En el año 1953, durante la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, el líder político, fiel devoto de la deidad, mandó erigir una escultura de su imagen. Ilustración Lennys Barbosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario