En los remansos quietos de los caños y cubierta por la espuma de los afluentes del Orinoco está la selva de debajo del agua, bosque extraño y misterioso, invertido al de la tierra. En esta selva temida por los GUARAOS, vive el maligno NABARAO, espíritu poderoso al que obedecen los caimanes, las serpientes de agua, chiguires, morrocoyes y enormes tiburones que llegan de las anchas bocas del delta, y que sirven al espíritu como perros de presa, atrapando a las guaraúnos que tiene la desgracia de enfurecerlo.
El mito dice que hace muchos soles, muchas lunas y muchas estrellas, antes de ahora, dos pequeñas guaraúnas, iban todos los días a bañarse al caño, y un día vieron tumbado a la orilla un gracioso morrocoy. Las dos muchachitas se lo llevaron a su rancho, le dieron de comer, beber y lo cuidaron muy bien.
El morrocoy se hizo muy amigo de ellas y todos los días las acompañaba al caño. Al cabo de unos años la mayor de la guaraúnas se convirtió en una hermosa mujer., un día que iban todos al río, el morrocoy raptó a la guaraúna, se hundió con ella en el fondo del río y nunca más volvieron a la superficie.
Se cuenta que la muchacha raptada, tuvo un hijo del morrocoy y este hijo es NABARAO, el espíritu de las aguas. Creció el espíritu, se hizo grande y poderoso, tuvo mujeres e hijos. Vive el maligno espíritu, en una casa hecha de tablas, rodeada de palmeras. Manda desde entonces, sobre todos los animales que viven en los ríos y las quebradas.
El mito dice que hace muchos soles, muchas lunas y muchas estrellas, antes de ahora, dos pequeñas guaraúnas, iban todos los días a bañarse al caño, y un día vieron tumbado a la orilla un gracioso morrocoy. Las dos muchachitas se lo llevaron a su rancho, le dieron de comer, beber y lo cuidaron muy bien.
El morrocoy se hizo muy amigo de ellas y todos los días las acompañaba al caño. Al cabo de unos años la mayor de la guaraúnas se convirtió en una hermosa mujer., un día que iban todos al río, el morrocoy raptó a la guaraúna, se hundió con ella en el fondo del río y nunca más volvieron a la superficie.
Se cuenta que la muchacha raptada, tuvo un hijo del morrocoy y este hijo es NABARAO, el espíritu de las aguas. Creció el espíritu, se hizo grande y poderoso, tuvo mujeres e hijos. Vive el maligno espíritu, en una casa hecha de tablas, rodeada de palmeras. Manda desde entonces, sobre todos los animales que viven en los ríos y las quebradas.
María Manuela de Cora KUAI-MARE
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