A la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, habitaban entre el río Itata valle del Aconcagua y el río Toltén archipiélago de Chiloé, en el actual territorio chileno. Las parcialidades septentrionales, llamados «picunches» por los historiadores, se hallaban parcialmente bajo el dominio o influenciados por el Imperio inca, pero quienes vivían en el territorio al sur del río Biobío eran totalmente independientes y se opusieron a los españoles en la llamada Guerra de Arauco, donde mostraron un destacado dominio del caballo, el cual fue un importante factor en el desarrollo de su cultura. Entre los siglos XVII y XIX, los mapuches se expandieron al este de los Andes, de forma violenta en unos casos y pacífica en otros, en un proceso que significó la aculturación de los tehuelches y otros grupos de cazadores nómadas.
La economía de caza y horticultura propios de los nómades del siglo XVI dio paso a una economía agrícola y ganadera en los siglos XVIII y XIX, para convertirse en campesinos, luego de la radicación forzosa en terrenos asignados por los gobiernos de Chile y Argentina, que, con el paso del tiempo, ha conducido a una gran subdivisión de la propiedad y la migración hacia las ciudades de las generaciones más jóvenes, de modo que la población mapuche actual es mayoritariamente urbana (Santiago de Chile), aunque vinculada a sus comunidades de origen. Los mapuches enfrentan discriminación racial y social en sus relaciones con el resto de la sociedad y según estadísticas censales, un número significativo de ellos vive en la pobreza.
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