Antes, los hombres no conocían el fuego.
Una mujer llamada Kawao era su dueña.
Kawao escondía el fuego en su estómago y no se lo mostraba a nadie, ni siquiera a su esposo.
Cuando estaba sola, se convertía en rana, abría la boca y escupía el fuego debajo delas ollas.
Cuando su esposo llegaba, la comida siempre estaba lista.
Él le preguntaba: ¿cómo hiciste? Y ella respondía: "puse la comida al sol".
Ella lo engañaba y él la creía.
Pero ella no sabía que él, cuando salía, se convertía en jaguar.
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